Cuando uno empieza a querer mejorar su dieta y se pone a investigar distintas posibilidades, tarde o temprano se va a encontrar con algún artículo o profesional que habla de las maravillas del suplemento de cierto nutriente (proteínas, vitaminas, minerales, enzimas, omegas, probióticos, etc.), y que, ¡gran casualidad!, esa página o profesional lo comercializa.
¿Realmente son necesarios estos suplementos? ¿O es otro engaño más para que esas industrias ganen dinero? ¿Será otro caso en que nos inventan un problema para luego vendernos la solución? Quizás el elevado precio de los nutrientes nos ayude a responder adecuadamente a esta pregunta…
Como adelanto a las conclusiones, desde el higienismo no se recomienda el uso de suplemento alguno, por diversas razones que iré exponiendo. Y esto genera cero ingresos como negocio paralelo para un profesional higienista.
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Sin embargo, cabe destacar que, en 2018, el tamaño del mercado de suplementos dietéticos a nivel mundial fue de U$S 140 mil millones de dólares, y se prevé que aumente a U$S 216,3 mil millones de dólares en 2026 (54% en 8 años), y que en el 54% de los casos, la compra de suplementos es por recomendación de un médico, 18% por recomendación de un farmacéutico y 13% por un nutricionista. Sumando, podemos ver que en un 85% de los casos es por alguien que vende o bien generalmente recibe incentivos por la venta[1].
Según estos profesionales, necesitamos suplementarnos porque la dieta actual es deficiente por la pobreza de nutrientes de los suelos debido a haberlos explotado por muchos años. Si bien es cierto que los alimentos cada vez tienen menor cantidad de nutrientes, y que deberíamos consumir alimentos orgánicos si tenemos la opción, la principal razón de la deficiencia de nutrientes en la dieta estándar no es por la pobreza de suelos, sino por la pobreza en la elección de alimentos: muchas carnes, quesos y otros lácteos, productos procesados, alimentos cocinados y pocas frutas y verduras.
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Contrariamente, los higienistas consideramos que, si uno lleva una dieta con suficiente cantidad de frutas y verduras en su estado natural, eliminando productos que no están adaptados a nuestra fisiología, y teniendo en cuenta otros factores anti vitalizantes, no habrá deficiencias, dado que el cuerpo puede hacer uso de los nutrientes presentes en las frutas y verduras, así sean de menor calidad.
Asimismo, hay que tener en cuenta que muchas deficiencias de nutrientes ocurren no por la carencia del nutriente en cuestión, sino por problemas de asimilación de los mismos, entre los cuales podemos encontrar una mala masticación, comer en exceso, en malas combinaciones, fuera de biorritmo, sin hambre real, en estado de alteración; o bien tener una mucosa digestiva deteriorada, además de tantos otros factores del estilo de vida que impactan en la salud. En pocas palabras, la salud depende de decenas de factores más allá que un determinado nutriente.
Incluso, a lo largo de los años se han ido descubriendo más vitaminas, enzimas y minerales que son esenciales para la salud, pero nada garantiza que se hayan descubierto o aislado todos. Los higienistas confiamos en los paquetes nutricionales perfectos, que son los alimentos de la naturaleza, como fuentes seguras de valores nutritivos. Cualquier intento de suplementación implica una soberbia actitud de creer haber superado a la naturaleza, y que a su vez viola los equilibrios de nutrientes presente en sus alimentos.
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Tabla de contenidos
Los suplementos tapan síntomas
“Toda la historia de la medicina es una historia de paliación y estimulación”, afirma el autor higienista Robert W. McCarter, Ph.D. Y continúa…
“Si estás enfermo, toma la pastilla propuesta y hará que el dolor desaparezca. ¿Estás cansado, incapaz de dar abasto? No importa, limítate a tomar esta vitamina, esa hierba, un poco de vino o fuma hierba y traga un paquete de minerales inorgánicos hechos por el hombre o los selectos minerales sintéticamente quelados y la vitalidad de tu cuerpo será recargada, tu ánimo elevado, tus preocupaciones aliviadas y todos tus problemas resueltos; el sol brillará en el cielo y el mundo se rendirá a tus pies. ¡Es demasiado bueno para ser verdad!”
Robert W. McCarter, Ph.D. y Elizabeth D. McCarter, D.SC.
Cualquier exceso o cualquier sustancia extraña genera una alarma en el cuerpo, provocando una reacción inmediata del sistema nervioso. Si una sustancia extraña obstructora (por ejemplo, la sobrecarga de vitaminas de un suplemento) no puede ser almacenada temporal o permanentemente en algún lugar del cuerpo donde no interfiera demasiado con la función sistémica normal, pero pueda ser «tolerada,» entonces el cuerpo desarrollará otras medidas para eliminarlo del sistema tan rápido como sea posible.
Para eliminar estos excesos, el cuerpo aumenta su actividad metabólica, lo cual genera una estimulación. Es justamente esta estimulación lo que hace que la persona se sienta bien temporalmente, porque se engañan los síntomas de su enfermedad, pero los síntomas vuelven cuando la estimulación finaliza, haciendo que la persona “necesite” nuevamente la estimulación, haciéndose dependiente de la misma.
En otras palabras, los suplementos interrumpen momentáneamente los síntomas, pero no cambian las causas de la toxicosis de ninguna manera, por lo cual la enfermedad continúa su evolución y se manifiesta años después, a menudo de formas más horrendas.
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El enfoque sintomático no va a las causas
Un gran problema de la suplementación es que no trabaja en absoluto las causas. Incluso así puedan ser soluciones a los posibles desbalances nutricionales (aunque no lo son), el verdadero trabajo consistiría en indagar qué ha generado ese desbalance en primera instancia. ¿Una alimentación desbalanceada? ¿Otros factores de la alimentación desatendidos (comer en exceso, fuera de biorritmos, malas combinaciones, etc.)? ¿Falta de descanso? ¿Exceso de actividad? ¿Creencias o pensamientos irracionales? ¿Malas relaciones? ¿Emociones sin procesar?
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Tomar suplementos suele responder a la creencia de que siempre nos falta algo, cuando en realidad la mayor parte de las veces lo que tenemos que hacer es simplemente descontinuar aquellos hábitos insalubres que nos están mermando nuestra energía vital.
El enfoque sintomático es la salida fácil, aunque salida inefectiva al fin y al cabo, porque al no trabajar las causas no se soluciona nada, e incluso se generan mayores problemas porque las causas siguen en pie, y con los suplementos se generaron nuevos desbalances, agotando aún más al cuerpo.
“Los medicamentos han sido utilizados durante miles de años de la existencia del hombre para aliviar heridas y «curar» enfermedades. El hombre tiene la tendencia a mantenerse firme en sus hábitos aun cuando sean destructores de su misma vida y es esta tendencia la que causa al hombre buscar «curas» más que a determinar la raíz de sus problemas y entonces cambiar, descartar, modificar o eliminar lo que tiende a destruirlo”.
Robert W. McCarter, Ph.D. y Elizabeth D. McCarter, D.SC.
En esencia, los suplementos son otra manera de buscar la cura externa y de querer desligarse de la responsabilidad de la salud. Con un estilo de vida adecuado, el cuerpo tendrá nutrientes y energía suficiente para reestablecer los desequilibrios de nutrientes, sin necesidad de mega dosis de ningún nutriente en particular.
Trabajo simbiótico y dependencia
Más no es mejor. Lo que los vendedores de suplementos no nos dicen es que el cuerpo tiene un equilibrio entre los diversos nutrientes y que trabajan de manera simbiótica. Por ejemplo, vitaminas y enzimas trabajan conjuntamente con las hormonas, y al introducir en el sistema una vitamina en exceso, se rompe este equilibrio, se sobrecarga a diversos órganos para su eliminación y, además, el cuerpo tiene que utilizar reservas de otros nutrientes para contrarrestar estos desequilibrios, generando más desbalances.
Incluso, raramente hay carencias de un nutriente en particular, sino que cuando hay insuficiente cantidad de uno, normalmente hay carencia de varios otros nutrientes a la vez, producto de una mala alimentación y hábitos en general.
Por su parte, las frutas y verduras nos aportan una amplia gama de nutrientes en proporciones adecuadas; me gusta decir que son paquetes nutricionales perfectos, con vitaminas, minerales enzimas y agua en cantidades que el cuerpo puede manejar. ¿De qué sirve mega dosis de un nutriente en particular si no viene acompañada de otros nutrientes y si el cuerpo no puede manejarlas?
Por otro lado, de acuerdo a la ley de la economía, el cuerpo no producirá un producto (secreción, etc.) cuando no hay demanda de producción. Si se empieza a suplementar algo que el cuerpo produce normalmente, el cuerpo dejará de hacerlo y la persona se convertirá en suplemento-dependiente, incapaz de producirlo. Posteriormente, el dejar de consumir el suplemento de un día para el otro puede llegar a ser contraproducente y hasta peligroso, debido a que la función natural del cuerpo está dormida. En estos casos es necesario proceder de manera gradual a la hora de dejar el suplemento.
Necesidades exageradas
En los alimentos naturales, las vitaminas están presentes en muy pequeñas cantidades, lo cual nos da información sobre nuestras verdaderas necesidades. Las vitaminas son un nutriente más; ni el único ni el más importante. La industria de suplementos, con el objetivo de incrementar sus ventas, exageran sus necesidades, llevando a sus clientes a consumir mega dosis de las mismas.
Cuando se exceden las necesidades de un nutriente, el cuerpo tiene que deshacerse del exceso, sobrecargando sus vías de eliminación. En el caso de las mega dosis de suplementos, el hígado y riñones tienen que trabajar en exceso, malgastando energía vital y produciéndole agotamiento al cuerpo, siendo este la base de la enfermedad.
Minerales orgánicos e inorgánicos
Los minerales inorgánicos son aquellos que se encuentran de forma natural en el agua y en la corteza terrestre. Contrariamente, cuando estos minerales se encuentran en el interior de plantas y animales, se los conoce como orgánicos. Las plantas son las únicas responsables de transformar minerales inorgánicos en orgánicos, y, por tanto, es necesario consumir plantas directamente (o indirectamente a través de animales herbívoros; no recomendado por otros problemas de salud) para obtener minerales orgánicos. Los minerales inorgánicos no pueden actuar adecuadamente en el interior del organismo animal, ya que son elementos nocivos.
La composición química de los minerales orgánicos e inorgánicos es la misma; la composición del hierro de la sangre es la misma que el hierro de un clavo. Sin embargo, de igual que no podríamos asimilar el hierro de un clavo, tampoco podemos asimilar otros minerales inorgánicos, ya que estos deben ser transformados en el interior de la planta para que puedan ser asimilables por el organismo, llegando a ser minerales orgánicos.
En cuanto a suplementos, la estructura molecular de los minerales generados en los laboratorios es diferente de la generada por las plantas, y, por tanto, no van a ser debidamente asimilables por el organismo, siendo desechados o acumulados en lugares donde “no estorben”, generando problemas a largo plazo como artritis o cálculos.
“Químicamente es cierto que el hierro que se encuentra en el interior de los vasos sanguíneos y el hierro del clavo es idéntico, del mismo modo que el calcio de las rocas (conocido con el nombre de dolomita) es idéntico al calcio de los huesos. Sin embargo, no podemos caer en el gravísimo error de considerar que el organismo puede digerir y asimilar clavos pulverizados y rocas molidas.”
Mike Benton
Los suplementos minerales son perjudiciales para el ser humano porque son elementos inorgánicos (separados de las plantas), y porque son productos fragmentados. Al aislarlos de sus fuentes naturales y separarlos de vitaminas, enzimas y otros minerales, se destruyen los valores vitales que acompañan al mineral en cuestión.
Debemos consumir los minerales en su estado natural, es decir en su forma orgánica y no fragmentado, para que el organismo pueda asimilarlo con eficacia.
¿Cómo conseguir nutrientes de forma natural?
Es cierto que minerales como calcio, magnesio, sodio, potasio, selenio, yodo, zinc, selenio, etc., son importantes, al igual que las diversas vitaminas. Ahora, si le hiciéramos caso a cada profesional que habla sobre un nutriente en sí, ¿cuántos suplementos deberíamos tomar? Contrariamente, ¿y si hubiera ciertos alimentos que contengan todos los nutrientes que necesitamos? Los hay; se llaman frutas y verduras, y con que uno obtenga una dieta con suficiente cantidad de éstos, no habrá necesidad alguna de suplemento.
“Las vitaminas y minerales se encuentran en todas las verduras y frutas que sirven como alimento a la humanidad y en cantidades adecuadas. Las cantidades son pequeñas según nuestra manera de pensar. Pero la naturaleza rara vez se equivoca; podemos razonablemente inferir de este hecho que la necesidad general del cuerpo humano por vitaminas es probablemente «muy pequeña.»
Robert W. McCarter, Ph.D. y Elizabeth D. McCarter, D.SC.
Los mejores suplementos minerales son aquellos que se encuentran, de forma natural, en los alimentos ricos en minerales: frutas frescas, hortalizas, nueces, semillas y brotes. Como regla general, se podría decir que cuánto más oscuro el color de la planta, mayor su contenido de vitaminas y minerales. Es decir, las verduras son particularmente altos en nutrientes.
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Igualmente, tenemos que tener en cuenta que debemos consumir aquellos alimentos que no sólo contengan nutrientes valiosos, sino también que sean fáciles de digerir y que no posean irritantes conocidos. Una planta que tenga el valor vitamínico más alto puede no ser necesariamente buena para que el hombre la coma. Por ejemplo, los chilis rojos picantes tienen gran cantidad de vitamina A, mucho más que un melocotón, pero a su vez tiene anti nutrientes que hacen que sea mejor evitarlos. Algo similar ocurre con el ajo y la cebolla; mejor evitarlos.
Cuidado con la “ciencia”
Muchos de los suplementos cuentan con infinidad de estudios “científicos” que demuestran su utilidad. Ahora, si realmente los suplementos son tan buenos, deberíamos haber visto una gran mejora en la salud de los estadounidenses, por ejemplo, dado que un 58% de los adultos toma multivitamínicos[2], pero en los hechos ocurre todo lo contrario.
Claro que esos problemas de salud van más allá que la mera ingesta o no de suplementos, pero justamente mi punto es que no se debe usar suplementos ni ninguna otra “cura” mágica sin trabajar la alimentación y estilo de vida en general, y cuando eso se hace, no se necesita suplemento ni “cura” alguna.
Volviendo a la ciencia, muchos estudios se hacen en animales, y si bien hay similitud entre los humanos y otros animales, también hay diferencias fundamentales entre las distintas especies, lo cual no garantiza que lo que ocurre en, por ejemplo, conejos en laboratorios, luego vaya a suceder en humanos con una vida fuera de un laboratorio.
Asimismo, los experimentos pueden ser diseñados de forma que brinden el resultado buscado por las empresas, como por ejemplo este estudio que demuestra lo “saludable” que resulta freír con el aceite de orujo. Tristemente, la gran mayoría de la investigación “científica” actual es subvencionada por gobiernos, grupos de interés o las propias empresas que tienen ciertos intereses en los resultados. Incluso, los propios científicos suelen ser presionados a conseguir ciertos resultados para seguir recibiendo dinero para sus investigaciones.
En definitiva, cualquier aspirante honesto a una salud óptima sabe que no se puede poner “vida y salud” dentro de una botella de pastillas, y que tampoco se puede comprimir la fuerza vital de una planta, meterla en una cápsula y que siga siendo viable.
La obsesión por los suplementos responde a un interés económico: podemos optar por obtener vitaminas, minerales y demás nutrientes en sus proporciones adecuadas de los alimentos naturales, o esperar que una empresa extraiga estos elementos de las plantas, dejando a los alimentos sin nutrientes, y pagando más por los nutrientes inorgánicos en formas de pastillas.
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Fuentes:
El papel de los minerales en la nutrición – Mike Benton – Life Science Institute
Las vitaminas: las expertas metabólicas de los procesos orgánicos – Dr. Alan M. Immerman – Life Science Institute
Suplementos dietéticos. El fundamento biológico para no utilizar suplementos dietéticos – Robert W. McCarter, Ph.D. y Elizabeth D. McCarter, D.SC. – Life Science Institute
Libro “La dieta 80/10/10” – Douglas Graham
[1] https://healthcareers.co/supplement-industry-statistics/
[2] https://healthcareers.co/supplement-industry-statistics/