“Podría dejar de comer carne, huevos y leche, pero no podría dejar el queso”. ¿Te suena familiar? Muchas personas interesadas en mejorar sus dietas pueden decidirse con relativa facilidad a dejar ciertos productos, pero sufren con el queso.
¿A qué se debe esto? El queso es altamente adictivo por 3 razones:
Tabla de contenidos
1. Contiene opiáceos
El queso contiene una proteína llamada caseína, que al digerirse se transforma en casomorfinas, las cuales cuando llega al cerebro se unen a los mismos receptores opiáceos que la morfina y la heroína, generando los mismos efectos que estas drogas, aunque unas diez veces más leve. En otras palabras, el queso no es tan fuerte como para que una persona adicta a su consumo cometa un crimen como para conseguirlo, pero sí es suficientemente adictivo como para querer consumirlo a diario (incluso más de una vez al día) y extrañarlo mucho si un día no se consume.
¿Por qué hay opiáceos en el queso? La naturaleza nunca deja nada al azar. Si un ternero no se alimenta, se muere. Por tanto, la leche materna es como una droga ligera para el bebé, en una dosis benigna y agradable, la cual sirve como recompensa al bebé por nutrirse.
Los opiáceos son altamente adictivos porque hacen que el cerebro libere dopamina, la cual genera una sensación de recompensa y de placer. Este neurotransmisor actúa como recompensa por hacer cosas que ayudan a la supervivencia propia y de la especie, tales como una comida abundante (especialmente altas en calorías, grasas y sal) y el sexo, por ejemplo.
La dopamina nos genera atracción hacia aquello que la ha segregado. El problema es que sustancias como el alcohol y otras drogas alteran el equilibrio de las neuronas. Si bien inicialmente sustancias como el alcohol y el tabaco son desagradables, con el tiempo activan la secreción de dopamina y se genera la adicción.
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¿Por qué entonces el queso es altamente adictivo? En una taza de leche hay 7,7 gramos de proteínas, de las cuales aproximadamente 80% son caseína, mientras que una taza de queso cheddar contiene 56 gramos de proteína (7 veces más concentrado).
En otras palabras, el queso es leche súper concentrada y es la forma de caseína más concentrada que existe en cualquier alimento. Es por esto que el Neal Barnard, médico presidente de la PCRM (Comité de Médicos para una Medicina Responsable, de EEUU), lo llama “el crac lácteo” en su libro “La Trampa del queso”, la fuente de información de este artículo.

Del mismo modo que los traficantes de cocaína han encontrado la manera de convertir una droga adictiva (cocaína) en otra extremadamente adictiva (crac), los fabricantes de productos lácteos han encontrado la forma de hacer que te vuelvas más adicto.
Neal Barnard
Históricamente, el queso se empezó a producir por ciertas ventajas logísticas, dado que permite alargar la vida útil del alimento, y facilita su transporte. Sin embargo, desde hace décadas la industria explota estos componentes adictivos del mismo, y por eso no es extraño ver el queso en cada vez más productos, y en grandes cantidades.
2. Es alto en grasa
Aproximadamente el 70% de las calorías de los quesos proceden de las grasas. Si bien muchas personas consideran que el azúcar “engorda”, vale la pena constatar que 1 gramo de grasa contiene 9 calorías, mientras que 1 gramo de azúcar refinada contiene 4 calorías. Si bien el azúcar refinado no es para nada un alimento saludable, es necesario observar que la grasa del queso tiene más del doble de las calorías que tiene el azúcar más concentrado.
Asimismo, el cuerpo no usa a las grasa y azúcares de igual manera. Las grasas del queso se convierten fácilmente en grasa corporal: se ingieren, pasan a la sangre y se absorben por las células adiposas. Además, las grasas se acumulan en los músculos y ralentizan el metabolismo.
Por otro lado, al digerirse pan, como ejemplo de carbohidrato, el almidón libera glucosa (azúcar simple) en la sangre. Esta azúcar no se convierte en grasa instantáneamente, sino que primero se usa para generarse energía que se usa para el movimiento físico, para el cerebro, para mantener la temperatura corporal y miles de otras funciones. Luego, los excesos se almacenan como glucógeno, que es la reserva de energía en los músculos y el hígado. Recién ahí es cuando los excedentes de estos procesos se convierten en grasa. De hecho, convertir el azúcar en grasa no es una tarea sencilla para nuestro cuerpo; el propio proceso consume casi un cuarto de sus calorías.
3. Es alto en sodio
Mientras que una porción de 60 gramos de papas chips (tipo Lay´s) tiene 330 miligramos de sodio, la misma cantidad de queso cheddar tiene 350 miligramos de sodio, de queso édam más de 500 miligramos y de queso velveeta (de la marca Kraft) tiene más de 800 miligramos de sodio.
Aquellas personas que sufren de hipertensión y quieren controlar la sal normalmente no piensan en el queso. Sin embargo, cuando alguien con sobrepeso elimina el queso de su dieta, baja de peso rápidamente, ya que la sal retiene líquidos.
Los productos salados generan adicción. Es famosa la frase de la publicidad de papas chips: “¡A que no puedes comer solo una!”. Lo mismo sucede con el maní, por ejemplo. Y con el queso, claro está.
Vale la pena aclarar que necesitamos sodio, no sal. Incluso, si alguien decide satisfacer sus necesidades de sodio con sal, bastará tan solo un gramo y medio de sal al día.
¿Por qué nos atraen los productos salados? En la prehistoria, el sodio era un nutriente que escaseaba, a diferencia de hoy donde lo encontramos en prácticamente todo producto procesado. Debido a esta carencia, estamos diseñados para detectarla y anhelarla. Pero, debido a la facilidad con la que la encontramos hoy, es muy fácil excederse y no tomar conciencia. Y los productores de queso lo saben.
Más calorías que la Coca Cola, más sal que las papas chips.
En definitiva, los productos altos en sal tienen el potencial de ser adictivo, así como los productos altos en grasa. Y el queso es alto en ambos, además de tener opiáceos. Es por esto que es el alimento adictivo por excelencia.
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¿El queso engorda?
“Si estás intentando adelgazar o mejorar tu salud, no empieces por evitar el azúcar, los carbohidratos o los alimentos procesados, sino por el queso.”, indica Barnard. El queso engorda mucho más que los carbohidratos como el pan, las papas o incluso que el azúcar puro. No hay que perder de vista que, en la naturaleza, la única finalidad de los lácteos es convertir a una ternera de 23 kilos en una vaca de 136 kilos en 6 meses.
¿Y qué tal los quesos blancos? ¿Engorda el feta (queso blanco, de Grecia)? ¿No es más natural? Una porción de 60 gramos de feta tiene 150 calorías, mientras que una lata de Coca Cola – 140 calorías). Asimismo, tiene 12 gramos de grasa y 520 miligramos de sodio (60 gr. De papas chips tienen 330 ml de sodio). Además, no tiene nada de fibra. En otras palabras, los quesos “bajos en grasas” tienen un poco menos calorías, pero mucho más sodio.
Por otro lado, Barnard indica que en 2004 el 32% de los adultos estadounidenses eran obesos, mientras que en 2013 esta cifra se elevó a 38% (18% más). ¿Habrá sido por el aumento del consumo de azúcar? Curiosamente, de 1999 a 2013 el consumo de azúcar había descendido aproximadamente 15%, por lo que no podía ser el azúcar. ¿Y el queso? Su consumo aumentó en casi un 16% durante ese mismo periodo.
Si te ha pasado lo mismo: “Tomo menos refrescos y carbohidratos, pero no pierdo peso”, quizás es hora de dejar el queso.
Problemas de salud
En el libro, el autor hace referencia a decenas de estudios sobre la relación entre el consumo de queso (y lácteos) y diversos problemas de salud: problemas de fertilidad (por las hormonas), problemas menstruales, cáncer de próstata, asma y otros problemas respiratorios, migrañas, artritis, tendinitis, acné, problemas digestivos en bebés y adultos, diabetes tipo 1 y 2, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer y disfunción eréctil.
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Recetas
Para quienes quieran recetas de quesos libres de lácteos, pueden descargar el archivo PDF con un resumen de la charla y con recetas de queso feta de tofu, queso para untar, parmesano, cheesecake, queso de anacardos trufado, queso crema de anacardos o de castañas de cajú, salsa cheddar vegana y macarrones con queso veganizados.
Puedes descargar el PDF en este enlace.
Charla sobre el libro
El siguiente video es de una charla online trasmitida por la página de Facebook de Unidad Animal el pasado 12 de abril.
Además de lo expuesto anteriormente, el libro habla del proceso de producción del queso, los efectos hormonales de su consumo, la realidad de los animales de la industria, el lobby de la industria láctea y lo que debe incluir una dieta saludable desde el punto de vista de Barnard.
Si te gustó el video y quisieras trabajar tu salud de manera holística, te invito a conocer mis servicios de asesoría nutricional o mis planes DETOX, en donde además de la alimentación, trabajamos otros factores importantes para la salud, en base a la medicina higienista.