Las enfermedades no nos llegan de la nada. Es común pensar que cierta persona tuvo “mala suerte” porque “de un día para el otro” le vino un cáncer. Quizás su padre o madre había tenido el mismo cáncer, entonces cree que era meramente un “tema genético” y “no había nada que hacer”. ¿Es realmente así?
“Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente.”
Hipócrates
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Las siete etapas de la enfermedad
En todo proceso de enfermedad podemos distinguir varias etapas, y en todas ellas la base es la toxemia. La causa de la acumulación de la toxemia es la insuficiencia de energía nerviosa necesaria para eliminar las sustancias tóxicas exógenas y los desechos del organismo.
1. Debilitación
Este primer estado no es reconocido por la medicina convencional. Sin embargo, desde el higienismo se conoce la debilitación como la primera etapa de la enfermedad, dado que un estado de salud óptimo involucra un alto estado de energía.
Este agotamiento energético se produce cuando el organismo genera menos energía de lo normal (inadecuado descanso) o bien cuando algunas funciones requieren más energía de lo normal (exceso de actividad, eliminación de toxicidad), por lo cual el organismo no genera la suficiente cantidad de energía nerviosa necesaria para el desarrollo de todas sus funciones.
Esta reducción de energía nerviosa, causante de la debilitación, puede producirse por muchas razones, entre ellas la falta de sueño, el exceso de actividad y el consumo de tóxicos.
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2. Toxemia o toxicosis
Debido a la insuficiencia energética de la etapa anterior, el organismo no puede eliminar debidamente las toxinas y éstas se acumulan en la sangre, tejidos, sistema linfático y fluidos intestinales.
El funcionamiento normal del organismo genera diversos productos tóxicos que deben ser eliminados para que no se altere el organismo. Por ejemplo, si nuestros pulmones sufrieran un fallo, el dióxido de carbono acumulado nos podría matar en pocos segundos.
Por otro lado, el cuerpo puede acumular sustancias tóxicas externas (comestibles, aire contaminado, etc.) que no ha podido eliminar adecuadamente.
Esta intoxicación se produce cuando sobrecargamos el organismo con sustancias nocivas externas, cuando sobrevaloramos nuestras capacidades y no descansamos lo suficiente, o bien cuando otros factores reducen la energía nerviosa del cuerpo o evita que ésta se regenere de forma adecuada.
3. Irritación
Esta etapa se inicia cuando el sistema nervioso acusa la existencia de cualquier sustancia tóxica. La mayor parte de las personas le presta poca atención a esta etapa, y los médicos prácticamente ninguna.
La irritación aparece cuando nos sentimos mal, nerviosos, incómodos, con picazón o molestias, pero sin dolor. También ocurre cuando sentimos un cosquilleo en la nariz o cuando se acumula mucosidad en las membranas nasales.
La primera copa de alcohol suele provocar una pequeña irritación, que también denominamos estimulación. Cualquier sustancia tóxica, como la sal, la cafeína o los condimentos, estimula o irrita, lo cual es una condición producida en el interior del organismo para poner en funcionamiento todos sus mecanismos defensivos y acelerar sus actividades internas de eliminación.
Desafortunadamente, esta condición hace que nos sintamos bien e, incluso, eufóricos. Es una pena ver como esta condición eufórica la provoca una situación que daña al organismo.
4. Inflamación
A partir de aquí la medicina convencional reconoce la existencia de una enfermedad. Asimismo, los pacientes toman conciencia de que hay un problema porque la inflamación produce dolor.
Paralelo al dolor, el cuerpo redirige sus energías para hacer frente a la intoxicación, por lo que se pierde energía vital y se cierran las vías intestinales. El organismo centra todas sus energías en esta emergencia, antes de que la integridad orgánica se vea lisiada o amenazada por un golpe mortal.
En la inflamación, las sustancias tóxicas se concentran en un órgano o área para centrar todo el esfuerzo en su expulsión. El área sufre una inflación debido a la constante irritación producida por los materiales nocivos
Las inflamaciones se denominan con el sufijo “itis” luego del órgano o tejido inflamado: apendicitis, amigdalitis, hepatitis, nefritis, rinitis, sinusitis, bronquitis, etc. Sufrimos estas patologías peculiares porque en cada caso el organismo decidió eliminar la carga tóxica a través del órgano afectado. Por ejemplo, el asma existe porque el organismo ha seleccionado a los bronquios como el canal por el que eliminará las sustancias tóxicas. La condición es crónica, porque la condición tóxica es constante. Mientras el paciente continúe introduciendo sustancias tóxicas en su interior, el organismo continuará eliminando la carga nociva a través de los bronquios o el tejido alveolar.
La inflamación o la fiebre son respuestas que el organismo utiliza cuando se encuentra ante una situación que amenaza a la vida. El organismo es el único causante de la fiebre, y ésta es una prueba o síntoma del proceso de limpieza y reparación en la que el organismo ha centrado gran parte de su actividad. La fiebre es una actividad sanativa y la idea de suprimirla es igual que si golpeáramos a un hombre que se está ahogando en la cabeza para que deje de forcejear.
Hasta este cuarto estado, la enfermedad es regenerativa. A partir del siguiente es degenerativa.
5. Ulceración
Esta etapa consiste en que el organismo drena toxicidad a través de una úlcera. De esta manera, se expulsa la acumulación tóxica existente en determinada zona. Este proceso provoca la destrucción de una gran cantidad de células y estructuras de tejido. Luego, si las causas que provocaron la úlcera desaparecen, o bien cuando se reduce considerablemente el nivel de toxicidad, ésta puede sanarse.
Ejemplos de úlceras son las aftas bucales y las úlceras pépticas.
6. Induración
El proceso de induración consiste en endurecer el tejido para encapsular las sustancias tóxicas que amenazaban la integridad orgánica. Este aislamiento se llama “formación tumorosa” y se suele diagnosticar como cáncer, aunque no sea lo mismo.
La induración es el último estado sobre el que el organismo ejerce algún control. Si las causas de la toxemia persisten, las células y los sistemas de tejido enloquecerán e intentarán sobrevivir por sí mismas. A dicho estado se le llama cáncer y es el último estado de la enfermedad.
7. Cáncer
El punto final de toda enfermedad es el cáncer. En esta etapa, las células se convierten en parásitos que se alimentan de sustancias nutritivas que obtienen del fluido linfático, pero no contribuyen al equilibrio orgánico, ya que han perdido el control. Las sustancias tóxicas han alterado su código genético, lo que ha provocado su incapacitación para organizar cualquier acción de forma inteligente dentro del contexto de un equilibrio orgánico.
Suele tener un desenlace fatal, pero puede ser revertido si se cesan las causas.
La separación entre los distintos estados es un tanto arbitraria y no está exactamente definida. Sin embargo, conocer las distintas etapas sirve para entender qué sería esperable si es que no se desiste en continuar intoxicando al cuerpo, y también comprender que un cáncer no llega “de la nada”.
“La gente suele preguntar cuándo surge el cáncer. Los higienistas afirman que comienza con el primer resfriado o sarpullido que aparece en la niñez. Esta cadena evolutiva comienza en este punto, porque el fenómeno de la vida es una violación constante de las leyes de la vida desde el principio hasta el final.”
T.C. Fry
Entonces, ¿cómo se podría prevenir un cáncer o bien cualquier otra enfermedad? Desarrollando un estilo de vida que gaste menos energía de la que el organismo puede generar. Para eso, es necesario una alimentación adecuada, así como otros factores que también nos pueden estar afectando. Es por eso que en la terapia higienista trabajamos muchas más áreas aparte que la alimentación.
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* Artículo escrito en base al texto de T.C. Fry “La naturaleza y la finalidad de la enfermedad”