Conocí el término “higienismo” a principios del 2016. No recuerdo cómo, pero resulta que llegué a una página con un ebook sobre el tema y decidí leerlo. Desde el inicio me cautivó por su lógica. Ya hacía unos meses que venía leyendo sobre los beneficios de los alimentos crudos y dado que los higienistas abogan por una dieta de frutas, vegetales, nueces y semillas, me decidí a probarlo.
Los primeros intentos fueron desastrosos. Por ejemplo, un día hice una especie de ensalada licuada con cebolla y otros vegetales y fue un asco. Al tiempo entendí que una buena dieta cruda tiene que ser basada en frutas para que haya sabor y calorías suficientes. Con las semanas le fui agarrando la mano y se dieron excelentes resultados, al punto de hoy querer hablar del tema con quien quiera escucharme porque siento que los beneficios lo valen.
¿Qué es entonces el higienismo? El Centro Higienista de Madrid lo define como “ciencia que estudia las condiciones óptimas para que los seres humanos desarrollemos una salud plena. Sus bases han sido construidas a partir de la observación e investigación de la naturaleza, de la biología, fisiología, psicología y filosofía del ser humano”. Y agrega que “sus resultados gozan de gran éxito en la práctica ya que se basa en el sentido común y en la armonía con las leyes de la naturaleza”.
Por más que haya varios detalles importantes, que iré cubriendo más adelante, en este artículo compartiré algunos principios básicos del “higienismo” (también conocido como medicina higienista, higiene vital o “natural hygiene” en inglés).
Tabla de contenidos
- 1 La salud es el estado normal del ser humano
- 2 La energía vital es clave para nuestra salud física, mental y emocional.
- 3 La salud o enfermedad es resultado de varios factores
- 4 La enfermedad tiene su función y debemos entenderla para recuperar la salud.
- 5 Para curar la “enfermedad” y recuperar la salud debemos descubrir y trabajar las causas, y no los síntomas.
- 6 El cuerpo tiene capacidad de auto curación
La salud es el estado normal del ser humano
La salud no es meramente la ausencia de enfermedad, sino que es un estado de perfecto equilibrio entre las facultades físicas, mentales y espirituales. La salud es nuestro estado normal mientras respetemos las leyes de la vida y la naturaleza. Al desviarnos de dichas leyes, de a poco nos vamos enfermando.
Colectivamente tenemos la noción de que la enfermedad es algo inevitable o que está sujeta a la mala suerte y que nos puede caer del cielo. El higienismo, por su parte, plantea que la enfermedad es consecuencia de malos hábitos.
“La enfermedad es la consecuencia de una alimentación y un estilo de vida anti-fisiológicos”.
Otto H. Warburg, médico alemán, Premio Nobel de Medicina 1931
La energía vital es clave para nuestra salud física, mental y emocional.
Constantemente estamos gastando y recuperando energía. Gastamos en el trabajo físico, el ejercicio, el metabolismo normal, el mantenimiento de la temperatura del cuerpo, el trabajo mental, la limpieza del organismo, el relacionamiento con los demás, etc. A su vez, se podría decir que malgastamos energía con algunas malas prácticas: demasiado estrés, trabajo excesivo y/o poco motivante, relacionamiento con personas tóxicas, malas digestiones por alimentación inadecuada, creencias o pensamientos erróneos.
Por otro lado, obtenemos energía con el descanso, alimentación, relaciones sanas, paz mental, hobbies y trabajo creativo acorde a los valores propios.
Un factor puede ser aporte o gasto de energía dependiendo cómo se lleve. Por ejemplo: una comida sana en buena combinación con apetito adecuado y un estado de tranquilidad es un aporte de energía, mientras que comer alimentos refinados e industrializados que no están adaptados a nuestra fisiología, comiendo en exceso por ansiedad sin tener hambre real, en malas combinación de alimentos, probablemente genere más gasto energético para el sistema digestivo que el aporte de energía que pueda generar la asimilación de alimentos.
Por otro lado, una relación de pareja donde haya amor y se procure el crecimiento de la otra persona sería un aporte, mientras que una relación donde reine la violencia sería más fuga que aporte de energía.
Asimismo, algunos factores son fuga y aporte a la vez. El ejercicio y el trabajo gastan energía, pero a su vez son aportes porque estimulan el equilibrio de nuestro organismo y nos generan bienestar mental. También un hobbie nos puede hacer gastar energía y a la vez nos aporta por el disfrute que nos genera. El exceso de cualquiera de ellos, ejercicio, trabajo o hobbie, podría generar más fuga que aporte, de igual manera que el descanso inadecuado, por ejemplo.
Los problemas de salud comienzan cuando el gasto de energía es mayor que los aportes. El agotamiento es la base de la enfermedad. La clave de la terapia higienista es entonces el manejo de la energía vital: identificar fugas de energía y reducirlas o eliminarlas, y/o incorporar o potenciar aportes de energía, y buscar un equilibrio adecuado.
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La salud o enfermedad es resultado de varios factores
La alimentación es un factor muy importante en la salud de una persona, pero no es el único. Los higienistas hablan de otros elementos importantes para una salud óptima:
- Aire puro
- Agua pura
- Limpieza externa e interna
- Dormir adecuadamente
- Mantenimiento de la temperatura
- Ejercicio y actividad
- Contacto con la Naturaleza
- Contacto con la luz solar
- Descanso y relajación
- Juego y recreación
- Equilibrio emocional
- Seguridad de la vida y de los medios de vida
- Vivir y trabajar en ambientes agradables
- Trabajo creativo y útil
- Autodominio
- Pertenencia
- Motivación
- Expresión de los instintos naturales
Y respecto a la comida, que sea pura, integral y adaptada a nuestra fisiología
Se puede profundizar muchísimo en cada uno de estos factores, pero no es la idea de este post. Sin embargo, creo que es importantes mencionar que la filosofía de vida higienista hace hincapié que para una salud óptima hay que tenerlos a todos en cuenta y no solamente la alimentación..
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La enfermedad tiene su función y debemos entenderla para recuperar la salud.
La enfermedad no es un fallo en el funcionamiento del cuerpo, es una acción correcta de todo el organismo vivo en un intento de mantener la vida. Cuando se pierde el equilibrio interno y/o con las leyes de la naturaleza, aparecen los distintos grados de “enfermedad”, ya sea desde un ligero malestar, pasando por una enfermedad aguda y terminando en una enfermedad crónica.
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La enfermedad no es producto de “ataques” de microbios, ni consecuencia de la edad, la herencia, el clima, la mala suerte, el destino o porque “Dios lo ha querido”, aunque es cierto que algunos de estos factores pueden desencadenar o modificar una crisis. Primero se produce la enfermedad y luego influyen sobre ella la edad, el clima, el frío y los microbios. Todo en la naturaleza tiene un porqué, todo efecto tiene una causa que le precede, lo que vivimos aquí y ahora es consecuencia de nuestro vivir anterior.
Lo que llamamos enfermedades son intentos del organismo de limpiarse de la “toxemia” o intoxicación acumulada. La toxemia puede ser interna o externa. La interna son las sustancias de desecho del metabolismo o funcionamiento normal del organismo (urea, ácido úrico, ácido láctico, gas carbónico, creatinina, etc.), que ocurren en un individuo independientemente de su estado de salud. En un organismo con suficiente energía se expulsan normalmente por los órganos de eliminación: riñones (orina), aparato digestivo (mucosa digestiva, bilis y heces), pulmones (aliento) y piel (sudor). Adicionalmente, la mujer elimina por la menstruación y por las mamas en la lactancia.
También es interna la intoxicación intestinal causada por la fermentación o putrefacción de alimentos generada por el consumo de alimentos tóxicos o mal combinados, o comer en exceso, sin hambre o deprisa. Asimismo, la intoxicación mental y emocional nos contaminan: tensión nerviosa, preocupaciones, miedos, frustraciones, pensamientos erróneos, emociones mal canalizadas, celos, envidias, excesivo trabajo intelectual, etc.
La toxemia externa son aquellas sustancias provenientes del exterior que son extrañas a la composición normal del organismo: contaminantes del aire y del agua, alimentos tóxicos y drogas, entre otras.
Nuestro cuerpo constantemente se está limpiando y puede manejar sin problemas una cierta cantidad de toxemia, tanto interna como externa. Sin embargo, una cantidad excesiva genera mal funcionamiento, degenera y mata células. Por tanto, cuando la acumulación de toxemia supera un máximo tolerable (el nivel de tolerancia), el organismo provoca una crisis de desintoxicación para evitar problemas mayores. Dichas crisis, conocidas como enfermedades agudas, desde el higienismo no se reconocen como enfermedades sino como curación del organismo.
Por ejemplo, si tomo cerveza en exceso y termino vomitando, eso no significa que mi cuerpo esté enfermo, sino que el exceso de alcohol podría ser dañino y mi cuerpo decide eliminarlo drásticamente. Lo mismo ocurre con una diarrea; el cuerpo elimina aquello que está haciendo daño. ¿Tiene sentido cortarla con medicinas? Igualmente ocurre con una alergia al polvo; el organismo decide eliminarlo mediante estornudos y mucosidad excesiva. Incluso cuando una persona empieza a fumar tose y se marea, ¿es la tos una enfermedad o una reacción a un tóxico?
En las crisis de desintoxicación puede haber eliminación a través de las mucosas del aparato respiratorio (catarro, tos, gripe, bronquitis, etc.), del aparato digestivo (vómitos, diarrea, aftas, etc.), del aparato urogenital (“infección” urinaria, flujo vaginal en la mujer), de la piel (urticaria, granos, forúnculos, abscesos, aumento de la sudoración). Estas crisis son verdaderas crisis curativas que desde el higienismo no se combaten porque nos están limpiando. No se intenta curar el “catarro” porque es el propio catarro quien nos cura.
Otros síntomas como el malestar general, falta de energía, dolores de cabeza o el aumento de sensibilidad a los ruidos y luces fuertes, nos avisan de la necesidad de descanso físico y psíquico. La enfermedad es, entonces, un estado de menor salud y es un aviso de que hay algo que debemos cambiar, reorganizar o equilibrar, físicamente, mentalmente o emocionalmente.
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Para curar la “enfermedad” y recuperar la salud debemos descubrir y trabajar las causas, y no los síntomas.
Desde el higienismo no se busca tratar los síntomas, más que de manera paliativa en ocasiones, sino que se busca identificar las causas que llevaron a la enfermedad. Por ejemplo, si una persona alérgica tiene ataques constantemente, se pueden cortar los síntomas cada vez, pero mientras no se identifiquen y descontinúen las causas, estos síntomas volverán una y otra vez.
Entonces, en términos generales, no se aplican tratamientos sintomáticos por dos razones: la supresión de los síntomas de desintoxicación no permite la limpieza generada por el organismo, y a su vez no se estaría atacando las verdaderas causas de la enfermedad, por lo que esta volvería una y otra vez.
El cuerpo tiene capacidad de auto curación
Si nos cortamos la piel y no hacemos nada, nuestro organismo se encargará de cerrar la herida. Lo mismo sucede si nos fracturamos un hueso; tan solo hace falta descansar y esperar. Cuanto mayor sea el nivel de energía de nuestro cuerpo y cuanto más importante sea para nuestra salud el tejido dañado, más rápida será la recuperación. En la medicina higienista se dice que ningún médico ni producto externo cura a nadie, sino que es su propio cuerpo quien lo hace. El papel del médico o terapeuta no es más que favorecer esta auto curación mediante la supresión de las causas que llevaron a la enfermedad o bien del descanso adecuado.
Lo mismo aplica para enfermedades crónicas. Si el cuerpo no se ha recuperado hasta el momento es porque no se le han dado las condiciones adecuadas. De hecho, fue justamente ese estilo de vida antinatural que lo llevó a la enfermedad crónica durante años, y la curación se dará suprimiendo las causas para permitirle al cuerpo auto curarse.
El poder de
curación es una cualidad del organismo vivo, y la curación es un proceso
biológico normal.
“Todo humano tiene un médico dentro suyo, solamente tenemos que ayudarlo en su trabajo. Las fuerzas naturales dentro de cada uno de nosotros son las que curarán las enfermedades.”
Hipócrates, considerado el padre de la medicina
Esto es simplemente una pequeña introducción al higienismo; se puede profundizar mucho más en cada uno de estos principios y lo haré en siguientes posts.
Quiero dejar en claro que no estoy “casado” con el higienismo. Lo tengo como referencia porque lo que he aprendido me parece lógico y porque lo he puesto en práctica con grandes resultados, al punto de crear este blog para compartir parte de su filosofía.
He investigado también las críticas contra esta medicina y no me parecieron lógicas. Por ejemplo, algunos críticos dicen que el higienismo es inviable porque es difícil llevarlo a cabo. Para mí esto es como decir que un estilo de vida que recomiende no fumar sea “extremo” porque es difícil dejarlo. Creo que lo ideal es aprender qué alimento o práctica es buena y mala, y por qué, y luego uno adaptarse a eso en función de sus posibilidades e intenciones.
Por ejemplo, por más que me interese mi salud en términos generales, a veces como alimentos poco sanos, como papas fritas, procesados o algunos altos en grasas. ¿Qué hago? ¿Niego la verdad y me creo que son sanos? ¿O entiendo que no son sanos, tomo consciencia y acepto mi responsabilidad si me caen mal, sin culparme? Mi idea en este blog, y en mi vida, es cuestionar hábitos insalubres y luego elegir libremente en cuáles de ellos caer, con qué frecuencia y en qué medida. No me voy a morir si como papas fritas de vez en cuando, pero seguro que mi salud empeorará si lo hago todos los días. Lo mismo con otros hábitos aparte de la alimentación. Creo que esa es la esencia de higienismo, aprender sobre qué hábitos o prácticas son mejores o peores, para acercarse de alguna manera a una mejor salud. La decisión de cuánto más o menos adopte ciertos hábitos invariablemente traerá mejores o peores resultados.
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Otra razón de mi simpatía por la medicina higienista es porque la puse en práctica y me dio excelentes resultados. Entiendo a aquellas personas que no quieran cambiar porque están cómodas. En mi caso era necesario un cambio porque estaba incómodo con mi realidad: no toleraba más los constantes ataques de alergia, el reflujo estomacal cada noche y los dolores de cabeza frecuentes. Probé varias cosas y fue la medicina higienista la que me dio realmente buenos resultados.
Cierro el
post citando parte de un texto higienista del Life Science Institute, escuela
higienista de los EEUU, que siento que ilustra perfectamente lo que quiero
decir:
“«Prueba (comprueba) todas las cosas y quédate con lo mejor (la verdad)» (…) Un viejo refrán dice: «El movimiento se demuestra andando». Y eso es lo que pretende el HIGIENISMO, que la verdad de sus principios y el valor de sus prácticas se demuestren con su uso. «El sabio lo comprenderá.»”
Life Science Institute
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Bibliografía utilizada para este artículo:
“Teoría Higienista”: texto del Dr. Karmelo Bizkarra, disponible en www.zuhaizpe.com
Textos varios del Instituto Holístico de Higiene Vital
Textos de T.C. Fry del curso “The Life Science Health System”
Página web del Centro Higienista de Madrid