Puede que pienses que controlas tu alimentación, pero la realidad es que la mayoría de las personas en esta sociedad tenemos algún grado de adicción a los alimentos, y posiblemente tú no seas la excepción. La negación es una de las primeras señales de adicción.
Esta adicción tiene su origen en nuestra niñez, cuando nos enseñaron a usar la comida para lidiar con las emociones. Si el niño llora, se le da comida. Si está triste, se le da comida. Si se porta bien, se lo premia con… ¡comida! De esta manera, como adultos tenemos infinidad de memorias de personas, situaciones o etapas vitales que se ligan a ciertos alimentos, y, por tanto, consumir tal alimento puede significar el recuerdo de determinado dulce momento del pasado.
Incluso, desde los primeros días de vida, cuando una madre amamanta a su hijo, le está dando amor y comida a la vez, lo cual nos deja una profunda asociación entre amor y alimento para el resto de nuestras vidas. Más adelante, cuando nos falta amor, comemos de más. La comida es, entonces, un sustituto para el amor y una forma de tapar infelicidades en nuestras vidas.
Esto se puede notar en personas en que tienen una situación vital que les genera insatisfacción (trabajo, pareja, vivienda, familia, etc.), por lo que la comida es casi su único momento de disfrute del día, y, por tanto, si se les saca la comida prácticamente se les saca toda fuente de disfrute en sus vidas.
Tabla de contenidos
- 1 La adicción no es un crimen
- 2 ¿Cómo saber si soy adicto/a a la comida?
- 3 Dos componentes de la adicción
- 4 La industria alimenticia nos quiere (más) adictos a sus productos
- 5 Similitudes entre azúcar, alcaloides, cocaína y opio
- 6 Consumidores para toda la vida
- 7 La adicción al queso
- 8 La adicción es esclavitud
La adicción no es un crimen
Nadie es perfecto. Todos tenemos nuestros defectos, traumas, emociones sin resolver del pasado y ciertos subdesarrollos mentales en alguna área, y una adicción puede ser producto de eso. Tener alguna adicción no significa que seamos estúpidos ni malas personas. El propio Aristóteles decía “Hay un rincón de insensatez en el cerebro del más sabio”.
En el caso de la comida, la forma de justificar la adicción es confundir el comer compulsivamente con la necesidad de alimentación. Pero bien sabemos que una cosa es alimentarse, y que para eso las frutas y verduras son suficientes, y otra cosa es comer papas fritas, helados, chocolate, hamburguesas, pan, café, alcohol, azúcar, harinas, etc.
El Dr. Douglas Graham dice que para saber si eres adicto a algo, intenta vivir siete días sin consumirlo. ¿Te crees capaz de vivir 7 días sin queso, chocolate, papas fritas, gaseosa, café, alcohol, arroz blanco, azúcar, carne, leche, pan, etc.?
¿Cómo saber si soy adicto/a a la comida?
Una señal de la adicción es comer sin hambre real. La diferencia entre hambre real y psicológica es, básicamente, que la primera es una demanda del cuerpo por nutrientes, mientras que la segunda es una demanda de la mente para paliar emociones, tapar vacíos, por costumbre, creencias, etc.
En este caso es sumamente normal comer para relajarse, premiarse, por rutina, recompensa, aburrimiento, ansiedad, fatiga, miedo, estrés, culpa, vacío, soledad, placer, por presión social, estimulación, tristeza, para sociabilizar, aliviar dolores o evitar pensar en problemas.
Otra señal es la incapacidad de dominar la adicción a pesar de ser conscientes de los problemas que generan. La mayoría de las personas saben que sus problemas de salud, de sobrepeso u obesidad son debido a sus malos hábitos alimenticios. En general, son conscientes de que síntomas tales como estreñimiento, alergias, dolores, pesadez, fatiga, entre otros miles de síntomas, empeoran luego de una comida pesada, pero a pesar de esto vuelven a caer una y otra vez.
La infinidad de intentos fallidos de dejar la adicción es otra señal. ¿Cuántas veces escuchamos “el lunes empiezo” y se pasan los años sin que llegue ese lunes en que realmente empieza la dieta? O bien, ¿cuántos lunes efectivamente empezaste y el intento no prosperó? Si intentas llevar una dieta sana y no puedes, probablemente estés ante un problema de adicción por la comida.
La obsesión es otra señal. Algunas personas piensan todo el día en la comida, y en el día a día, toda actividad gira en torno a la comida, pasando el resto de cosas a un plano secundario.
Otra señal extremadamente común es la negación. Los adictos a la comida creen que pueden controlar la comida, sus cantidades y frecuencias, pero en la realidad ocurre lo contrario, y no lo aceptan. “No tengo un problema con la comida” o “no es tan grave” son negaciones comunes. Culpar a otros es habitual como parte de la negación: “es que tengo un gen que me hace engordar”, “pasa que en mi casa cocinan mucho”, o bien “es que mi pareja/hijo/jefe/madre me estresa y como por eso”.
Dos componentes de la adicción
La adicción a la comida tiene dos componentes: adicción fisiológica y adicción psicológica.
La adicción fisiológica implica el consumir ciertas comidas u otras drogas (medicamentos, alcohol, tabaco, café, etc.) para evitar los síntomas de desintoxicación que aparecen cuando se cesa el consumo de la sustancia adictiva. Estos síntomas incluyen dolores de cabeza, temblores, fatiga, problemas digestivos, alergias, erupciones en la piel, etc. Si bien parecen ser malos, son intentos del cuerpo de recuperar un equilibrio perdido y curarse a sí mismo. Eneko Landaburu dice al respecto: Para liberarse de la dependencia a una droga, necesitamos atravesar un pequeño desierto de una semana para alcanzar el paraíso.
Ver también: Por qué es normal sentirme débil al inicio de un cambio de dieta
Por otro lado, la adicción psicológica es una dependencia de la mente a cierta actividad, en este caso el comer, y que al dejar de hacerlo aparecen síntomas como ansiedad, irritabilidad, depresión, etc.
El consumo compulsivo de comidas altamente procesadas tiene ambos componentes. Los cereales, las carnes, los lácteos, los azúcares refinados y el café son altamente adictivos a nivel físico, y además las personas se vuelven adictas al consumo de estas comidas como forma de confort y vía de escape, de modo que conforman modelos de conducta de consumo que son muy difíciles de erradicar.
Inicialmente, la comida, al igual que el alcohol y los cigarrillos, producen una sensación de placer. Con el tiempo, sin embargo, el cuerpo de la persona se satura de toxinas, de modo que apenas la persona no ingiera la droga, va a experimentar síntomas de desintoxicación, lo cual es doloroso. En términos de adicción a la comida, las personas no quieren sentir el dolor de la desintoxicación (consciente o inconscientemente), de modo que continúan comiendo sus comidas adictivas. Son físicamente dependientes de ella y sus cuerpos rápidamente comienzan a enfermar, como resultado del consumo de tantas toxinas.
En líneas generales, se podría decir que existe algún grado de adicción en los siguientes casos:
– Se come sin hambre física
– Se come en respuesta a determinadas condiciones físicas (fatiga, mareo, excitación, estimulación) o emocionales (ansiedad, miedo, culpa, confusión, impotencia, soledad, aburrimiento).
– Existe una dependencia hacia el consumo de determinados productos.
– Se come en exceso.
– Se come productos con cualidades no adecuadas para el ser humano.
La industria alimenticia nos quiere (más) adictos a sus productos
El objetivo de multinacionales como Kraft, Nestlé o Pepsico es maximizar sus beneficios y no la salud de las personas. Para eso, cuánto más barata sea la elaboración del producto, mejor. Y si los ingredientes baratos son a su vez adictivos, mejor aún. Por tanto, no debería llamar la atención que el 80% de los productos procesados tengan azúcar agregada, incluso los “salados” (galletitas crackers, por ejemplo)[2].
Lo que logran es un producto altamente adictivo y que a la vez alimenta poco, lo cual garantiza consumidores con hambre insaciable eternamente. Los productos procesados son altamente estimulantes, pero poco nutritivos, por lo que nos hace adictos a ese efecto estimulante que necesitaremos constantemente porque estamos malnutridos. Tener sobrepeso no quiere decir estar bien nutrido, sino, en general, todo lo contrario.
Asimismo, estas empresas buscan ampliar la “vida útil” de los productos, por lo que cuánto más refinado sea un producto mejor, ya que permite que el producto pueda estar más tiempo sin “malograrse” (aunque ya ellos lo malograron quitándole los nutrientes al refinarlo). Para esto usan preservantes, agregándole toxicidad al producto.
Aparte del azúcar, a los productos procesados se le agregan realzadores de sabor llamados “excitotocinas”[3], que son altamente adictivas, lo cual hace que Lays nos diga que es imposible comer solamente una papita.
Si una adicción no se controla será cada día mayor, ya que a medida que nos acostumbramos a ciertos altos niveles de azúcar y grasa, vamos a necesitar mayores cantidades para obtener determinadas respuestas de placer[4].
Ver también: La peligrosa trampa del placer: por qué nos atraen los alimentos más tóxicos
Similitudes entre azúcar, alcaloides, cocaína y opio
Ver también: Mitos y verdades acerca de la fruta
Consumidores para toda la vida
La industria alimenticia sabe que un adicto es un consumidor de por vida, por lo que se encarga de hacer adictos a los niños desde temprana edad. Las fórmulas para bebés tienen grandes cantidades de azúcar agregada, por lo que apenas se produce el destete, los niños ya están desarrollando su adicción al azúcar.
El azúcar (y la comida en general) es la adicción más temprana y la más aceptada socialmente (la gran mayoría de las personas la padecen). Por tanto, no es de extrañar que en las grandes ciudades en cada esquina nos vendan dulces, hamburguesas, gaseosas, café, pan, etc. y que cada vez haya más tiendas abiertas las 24 horas cada pocas cuadras, o que rápidamente se popularicen negocios de delivery como Glovo o Rappi. Todo esto deja en manifiesto el poco control sobre la adicción.
La adicción al queso
Es normal escuchar a personas con intenciones de hacerse veganas, pero no pueden hacerlo por un determinado producto: el queso. “No puedo vivir sin queso” es una frase demasiado común que demuestra la adicción que genera.
El Dr. Neal Barnard, presidente del Comité de Médicos para una Medicina Responsable (PCRM) de los Estados Unidos, es autor del libro “La trampa del queso”, en el cual se refiere al queso como “dairy crack” (crack lácteo), justamente por sus propiedades adictivas.
Mira mi resumen del libro en YouTube
Una de la razón de que sea altamente adictivo es que es grasoso y salado al mismo tiempo. De por sí, las comidas grasosas son adictivas, y las saladas también, pero cuando son tanto grasosas como saladas, esto las hace más extremadamente adictivas (queso, papas fritas y aritos de cebolla, por ejemplo).
La otra razón de la extrema adicción al queso es la presencia de las caso morfinas, que son opiáceos que están presentes en la proteína de la leche, las cuales se concentran cuando se convierte en queso.
Luego de consumirlas, el cuerpo rompe las proteínas en aminoácidos, los cuales van al torrente sanguíneo y luego el cuerpo forma sus propias proteínas usando esos aminoácidos. Pero en el caso de las caso morfinas, el cuerpo no logra romperlas adecuadamente y algunos aminoácidos quedan unidos y van directo al cerebro, a los mismos receptores a los que la heroína se une, generando un efecto opiáceo.
En otras palabras, es un narcótico suave; genera el mismo efecto que la heroína, pero diez veces más suave. Esto no es suficiente como para ser arrestado, pero sí lo suficiente como para pensar que fue “demasiado bueno” y querer volver una y otra vez. O bien para querer tener siempre en la refrigeradora o querer ser vegano excepto por el queso. Eso demuestra el efecto adictivo.
Como todo narcótico, el queso fatiga al cuerpo y por tanto al día siguiente de comer queso es común sentirse constipado. El queso es un narcótico ingerido por el sistema digestivo.
¿Sientes que no puedes dejar el queso? Si es así, el queso te está dominando. Elije alimentos que ames, pero que ellos “te amen” también, y el queso “no te ama”, sino que te hace engordar, te hace dependiente y te da estreñimiento.
Lee también: 3 razones por las cuales el queso es el alimento más adictivo
La adicción es esclavitud
De igual manera que es muy difícil hablar de manera racional acerca del cigarrillo con un fumador o sobre cocaína sobre un cocainómano, resulta difícil hablar sobre comida con muchas personas. Apenas se cuestionan ciertos hábitos alimenticios, o bien si se le asocia ciertos problemas de salud con su alimentación, niegan su adicción y sus problemas.
Comer no es lo mismo que alimentarse. Se requiere poco para poder alimentar a una persona. Sin embargo, constantemente comemos como si fuera a acabar el mundo y esto nos genera infinidad de problemas de salud y seguimos haciéndolo. ¿Vale la pena acarrear problemas de salud las 24 horas del día producto de alimentos que nos gratifican por apenas unos minutos?
Mi objetivo con este artículo no es culpar a nadie por disfrutar de la comida, sino poder hacerlo sin llegar a un punto en que la comida nos domine o nos enferme. Como decían los autores citados: empoderarnos y no ser esclavos de la adicción a la comida.
Asimismo, dado que la gran razón detrás de las adicciones tiene que ver con temas psicoemocionales, creo que es muy importante que el trabajo en materia de nutrición vaya acompañado con un trabajo psicoemocional. Es por eso que las terapias que ofrezco desde esta web son desde un punto de vista holístico: mente y cuerpo.
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Ver también: ¿Qué es la medicina higienista?
Ver también: La energía es todo
Fuentes:
Libro: ¡Cuídate Compa! Manual para la autogestión de la salud, del Dr. Eneko Landaburu
Artículos Centro Higienista de Madrid:
Aprende a diferenciar el hambre real del hambre psicológica
Trastornos de la alimentación, dietas y emociones
Sustancias – Los 4 signos cardinales de la adicción
Exam Room Podcast. Cheese Trap
https://www.pcrm.org/news/exam-room-podcast/cheese-trap
“Refined Carbohydrates for Food Addicts” – The McDougall Newsletter, Octubre 2006
https://www.drmcdougall.com/misc/2006nl/oct/sugar.htm
Libros “Dieta
80/10/10” y “365 Perpetual
Health” del Dr. Douglas Graham
[1] Alimento (Osho) – https://eljardinerodemijardin.blogspot.com/2011/06/alimento-8osho.html
Me encantó! Artículo muy completo, te dice la verdad que la industria no quiere que sepas. Tanto por aprender!!