¿Cómo voy a cuestionar al médico si él estudió 10 años y yo no? me dijo un familiar cuando le dije que en su lugar no tomaría cierto medicamento. Yo tampoco soy médico, pero sí puedo cuestionarlo. Habiendo entre ellos opiniones tan contradictorias, me parece que creer ciegamente o dogmáticamente en un médico o institución en particular puede ser algo riesgoso, y más aun entendiendo que la industria médica se beneficia económicamente por la enfermedad.

En este artículo quiero mencionar algunos médicos que en mayor o menor medida he consultado sus libros, artículos o páginas webs para informarme sobre cierta enfermedad o nutrición. Tienen en común que de una manera u otra no siguen al pie de la letra los dictámenes de la medicina convencional y que se enfocan en trabajar las causas y no en tratar síntomas. Algunos son higienistas, otros más bien convencionales que hacen énfasis en la alimentación, y otros alternativos.

John McDougall creció con una típica dieta occidental alta en grasas y en productos animales, celebrando, según él, “cuatro fiestas al día”: Pascuas en el desayuno, el Día de Acción de Gracias de almuerzo, Navidad en la cena y una fiesta de cumpleaños como postre. A los 18 años sufrió un derrame cerebral, del cual se recuperó y lo motivó a estudiar medicina, donde recibió solo una hora de clase de nutrición, que se basaba en aprender las fórmulas que se debía usar para los bebés.

Cuando empezó a ejercer notó que sus pacientes nunca se recuperaban a pesar de prescribir las drogas supuestamente adecuadas y por tanto sintió que era mal médico. Pero pronto aprendería una valiosa atención. Trabajando en Hamakua en Hawái entre 1973 y 1976 trató principalmente pacientes de origen asiático. Los de mayor edad llegaron a Hawái desde China, Japón, Corea y Filipinas, y mantuvieron sus dietas basadas en arroz. Sus hijos lentamente fueron cambiaron hacia una dieta occidental y sus nietos ya nacieron comiendo carnes, lácteos y alimentos procesados en lugar de una dieta basada en arroz y vegetales. Los abuelos eran delgados, activos y llegaban a los 90 años sin tomar medicamentos. Sus hijos ya tenían sobrepeso y sufrían enfermedades crónicas, y sus nietos ya sufrían obesidad y enfermedades desde edad temprana. Sus observaciones contradijeron dos creencias básicas que tenía desde chico: que al envejecer naturalmente uno engorda y se enferma, y que una dieta balanceada con todos los tipos de alimentos era lo mejor.

Incluso, cuenta que algunos filipinos, luego de ahorrar durante muchos años y jubilarse, iban a Filipinas a buscar una esposa joven para casarse, ¡y para formar una familia a los 70 u 80 años! “Diariamente en mi oficina era testigo de algo cuya mejor descripción puede ser viagra natural”.

Con estas experiencias se motivó a estudiar más a fondo la relación entre dieta y salud, y percibió que era evidente. Al poco tiempo advirtió por qué dicha información era considera confusa en el ámbito científico: “Un científico que está a punto de desayunar sujeta con una de sus manos un documento que afirma que el colesterol arruinará tus arterias y te matará, y sujeta con la otra un tenedor rebosante de tocino y huevos que está a punto de llevarse a la boca. Entonces piensa: “Aquí hay algo confuso. Yo estoy confundido”. Esta es la controversia. No hay otra”.

El problema que tenemos los médicos empieza por nuestra educación. La industria farmacéutica financia todo el sistema, desde la educación hasta la investigación, y ha comprado las mentes de la profesión médica. Esto comienza el mismo día que ingresas en una facultad de medicina. Todo lo que sucede en ella cuenta con el apoyo de la industria farmacéutica”.

Dr. John McDougall

Al finalizar sus estudios en un centro de graduados en el centro médico Queens de Honolulu, el médico jefe le dijo que se preocupaba por sus ideas alocadas sobre los alimentos y que se persistía con ellas se iba a morir de hambre y a su consulta solo acudirían vagabundos y hippies. McDougall le respondió que atendería a personas que pensaran de la siguiente manera: “Si soy una persona de éxito, ¿cómo puede ser que esté tan gordo? Si soy una persona de éxito, ¿por qué no soy capaz de controlar mi salud y mi futuro?”

En el inicio de su página web se lee It´s the food (es la comida). ¿Crees que has probado todo? ¿Alguna vez has considerado… (las siguientes frases son juegos de palabras en inglés) arroz integral vs problemas intestinales? ¿bayas vs bypass? ¿Espárragos vs artritis? ¿Arvejas vs pastillas? ¿Avena vs obesidad? ¿Col vs esclerosis múltiple? ¿Dieta vs drogas? ¿Coliflor vs cáncer? ¿Repollo o bypass?

También en su web se puede acceder a una maravillosa newsletter publicada desde enero de 2002 hasta septiembre de 2017, donde trata diversos temas de salud y nutrición.

El Dr. T. Colin Campbell, Ph.D, es otro reconocido médico que aboga por un cambio en la manera de comer para mejorar la salud del paciente. Campbell creció en una granja lechera, creyendo que los productos lácteos eran el mejor alimento para el ser humano. Así pensó durante gran parte de su vida hasta que una serie de hechos le hicieron cuestionárselo. Es autor del Proyecto de China, uno de los estudios nutricionales más completos jamás llevados a cabo, entre la Universidad de Cornell, la Universidad de Oxford y la Academia China de Medicina Preventiva. El estudio compara la dieta y la incidencia del cáncer de las distintas áreas de China, tanto rural como urbana. Los hallazgos se pueden leer en el libro “El Estudio de China”, y la historia personal y profesional de Campbell se puede ver en el Documental Tenedores sobre cuchillos (Forks over knives).

En el documental también se cuenta la historia de Caldwell Esselstyn, también criado en una granja lechera y quien luego ganara una medalla de oro en remo en los Juegos Olímpicos de 1956. Estudió medicina en Yale y tuvo una destacada trayectoria como cirujano en la Cleveland Clinic.

En el documental cuenta un dato que le llamó muchísimo la atención y se puede ver en este video (en inglés): en la Segunda Guerra Mundial los alemanes ocuparon Noruega. Entre las primeras cosas que hicieron fue confiscar todo el ganado y animales de granja para proveer provisiones para sus propias tropas, lo que forzó a los noruegos a comer principalmente una dieta basada en plantas. Viendo la tasa de muerte cada 10.000 persona se puede apreciar que había subido de 24 en 1927 a 30 en 1939, que es cuando entran los Nazis. Esto lleva a una caída en los siguientes 5 años, hasta 1945, que es cuando termina la guerra y los noruegos volvieron a consumir productos de origen animal. “¿Alguna vez hemos visto una población cuyas enfermedades cardiovasculares se desplomen de esa manera debido a estatinas, bypass o angioplastias? No.” asegura Esselstyn.

Mortalidad por enfermedades del sistema circulatorio. Noruega 1927 – 1948. Muertes cada 10.000 habitantes.

“No me importa morir; solo no quiero que sea mi culpa” dice el Dr. Michael Greger, creador del sitio Nutrition Facts (hechos nutricionales), que tiene su versión en español. El sitio se presenta de la siguiente manera: “Cada vez que hay un nuevo medicamento o procedimiento quirúrgico, puedes estar seguro de que tú o tu doctor se van a enterar de él porque existe un presupuesto corporativo impulsando su promoción. Pero ¿qué sucede con los avances en el campo de la nutrición? La razón por la cual no vemos anuncios televisivos sobre el brócoli es la misma por la cual la investigación pionera, sobre el efecto de los alimentos y de los hábitos alimenticios sobre nuestra salud y longevidad, se pierde y queda sepultada en la literatura médica, pues no hay un motivo para lucrarse. No hará que nadie gane dinero, pero ¿qué sucede si nuestras vidas pudieran sacar provecho?”

Junto a su equipo de colaboradores, Greger analiza las últimas investigaciones científicas sobre alimentación y las presenta en videos cortos y fáciles de entender para quienes no somos médicos. Asimismo, anualmente realiza una charla en la que resume todos los hallazgos del año, con su estilo humorístico.

Greger es además autor del best-seller del New York Times “Comer para no morir” (El título original es “How not to die” – Cómo no morir – en inglés), donde analiza las 15 principales causas de muerte de los estadounidenses y asegura que un cambio de dieta puede prevenir y revertir 14 de ellas (la única que no puede son los accidentes).

Por su parte, el Comité de Médicos para una Medicina Responsable existe desde 1985 y cuenta con el apoyo de más de 12.000 médicos y abogan por una dieta sin productos de origen animal, poniendo la prevención antes que los medicamentos y tienen una serie de recursos en español, entre ellos un plan de 21 días para empezar una dieta vegetariana.

El Dr. Neal Barnard junto a otros médicos del PCRM frente a un Mc Donald´s con mensajes como «El tocino causa cáncer anal» «Cáncer Colorrectal» «Me arriesgo» (en lugar de «Me encanta») «Acaba con el tocino»

Pasando a los médicos higienistas, el mayor exponente de esta rama de la medicina fue el Dr. Herbert Shelton, de EEUU, quien fuera nominado como candidato a presidente por el Partido Vegetariano Americano en 1956. Autor de más de 40 libros, advocaba por una dieta cruda libre de productos de origen animal, y por el ayuno como método terapéutico. Más de 40.000 personas ayunaron en su escuela de salud en Texas durante los 53 años en que estuvo al frente. Incluso, el mismísimo Mahatma Gandhi siguió sus libros para realizar sus ayunos.

Como buen higienista, Shelton advocaba por un estilo de vida más que por una dieta. “No puedes permanecer o hacerte fuerte solamente haciendo ejercicio, o solamente por la dieta, o por el descanso o el sueño. El aire fresco y la luz solar no son suficientes. No imagines que por solamente respirar (correctamente) puedes alcanzar la plenitud. Todas estas cosas están bien, pero la vida es más que ejercicio, o comida y bebida, más que los pensamientos, el descanso o el sueño. Es todo esto y mucho más. La vida tiene que ser vivida como un todo. No creas que eres una excepción a las leyes de la vida. No hay excepciones”.[1]

“¿Debo crecer o decaer? es una pregunta que todo lector debería preguntarse a sí mismo. ¿Debo avanzar en mi salud mental, física, moral y social, o debo ir hacia atrás? Dado que no se puede permanecer en el mismo sitio, ¿hacia qué lado quiero ir? La elección es mía. ¿Qué debo elegir?”

Dr. Herbert Shelton

No necesitas tratamientos. La fiebre, inflamación, tos, etc., constituyen el proceso de sanación. Simplemente quítate de su camino y permíteles que completen su trabajo. No intentes “asistir” a la naturaleza. Ella no necesita tu “ayudita”, solamente te pide que dejes de interferir”. “Dado que la sanación es estrictamente un proceso natural y por tanto sujeto a las leyes naturales, es una tontería esperar sanarse por la fe tanto como sanarse a través de venenos”.

Dr. Herbert Shelton

Hay decenas de centros que practican el ayuno hoy en día. Uno de ellos es el True North Health Center, por ejemplo, en donde trabajó hasta 2018 el Dr. Michael Klaper, otro reconocido médico que trabaja las causas y no tanto los síntomas.

De habla hispana destaco al Dr. Karmelo Bizkarra. En Zuhaizpe, su centro de salud vital en el país vasco, “la alimentación sana, el ayuno, la consciencia corporal, el despertar de los sentidos, el contacto con la naturaleza, el trabajo psicocorporal, la expresión emocional y las relaciones humanas trabajadas en dinámicas de grupo, son parte de su programa de salud.”. “Su quehacer médico se desarrolla a través de un programa de integración de la salud física con la salud psicoemocional”.


Creo importante destacar que todos los médicos que he citado están en forma, y varios de ellos en avanzada edad. No todas las personas flacas son saludables, pero sí hay que tener en cuenta que el sobrepeso es un problema de salud, y por tanto creo que debemos exigirles a los profesionales de la salud que primero que nada ellos sean saludables. Menciono esto porque es una triste realidad que la mayoría de los médicos tienen los mismos problemas de salud y el mismo sobrepeso que tiene la población en general, y en pocos casos son ejemplos a seguir.

En definitiva, más allá de estos casos particulares, lo que me interesa remarcar es que hay médicos formados en prestigiosas universidades y hasta con títulos de PhD que se contradicen totalmente. Siendo así, ¿a quién le creemos? Es por eso que pienso que por más que no seamos médicos tenemos que informarnos y cuestionar lo que nos dicen. Si no cuestionamos y le creemos ciegamente a alguien, termina siendo un peligroso dogma.


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Bibliografía:

Capítulo 17 de El Estudio de China para parte de la historia del Dr. McDougall

[1] https://www.healthscience.org/sites/default/files/imce/shelton_tribute_health_science.pdf