Al acercarse fin de año, cuando pensamos en nuestros deseos para el próximo año, la palabra salud aparece una y otra vez. Es común proponerse desarrollar hábitos saludables, o bien, en el caso de personas religiosas, pedirle a Dios por salud.
Lo curioso es que muchas personas piden por una mejor salud para ellas y sus seres queridos, sin pretender realizar esfuerzo alguno. La salud es algo que se gana en el día a día, mediante hábitos saludables; no existe otra manera de conseguirla. Y la Naturaleza o Dios, como cada uno quiera verlo, ya nos ha dado las condiciones para ser saludables; depende de nosotros mismos el alimentarnos saludablemente, descansar, ejercitarnos, tener contacto con la naturaleza y cultivar nuestro equilibrio psicoemocional.
Por otro lado, muchas personas se esmeran en buscar los mejores regalos materiales para sus familiares, pero no son conscientes de que el verdadero regalo que podemos hacerle a quienes amamos es un yo saludable, por varias razones.
Si estamos en mal estado de salud, seremos una carga para nuestros familiares. Es cierto que parte del amor a abuelos, padres, hermanos, hijos, etc., es cuidar de ellos en tiempos de enfermedad y que con el paso de los años ocurre un deterioro natural de la salud; pero también es cierto que cada persona tiene sus propios intereses y que si un familiar cae una y otra vez en problemas de salud, tiene que dejar de lado su vida para hacerse cargo de ese familiar. Por tanto, el mantener un estado de salud óptimo nos permite no ser una carga para aquellas personas que amamos, y permitirles mayores libertades.
Otra razón para buscar una salud superior es que de esta manera tendremos la energía suficiente para poder estar ahí para quienes nos necesiten. Cada uno de nosotros puede cambiarse a uno mismo, pero no puede cambiar a los demás. Si los demás toman la decisión, mayormente de manera inconsciente, de no ser saludables, podemos intentar influir en que adopten un estilo de vida saludable, pero en el fondo no depende de nosotros. Lo que sí depende de nosotros es lo que ponemos en nuestras bocas día a día, la cantidad de ejercicio que realizamos, los espacios de relajación que nos permitimos, el dormir suficientes horas y el gestionar nuestras emociones y sentimientos adecuadamente.
Si realizamos lo anterior y logramos desarrollar y mantener un estado de salud óptimo, llegará el día en que algún familiar o amigo cercano tenga algún problema y necesite ayuda, y nosotros seremos esas personas que tendrán la fuerza y energía suficiente como para estar a su lado y acompañarlas de cerca en su proceso de curación y/o superación del problema en cuestión. También, el desarrollar un estilo de vida saludable te brindará la energía que necesitas para cumplir tus propios sueños.
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En definitiva, nadie está libre de tener un accidente y es cierto que inevitablemente ocurrirá un envejecimiento natural con el paso de los años. También es cierto de que todos somos vulnerables de alguna forma, que los seres humanos dependemos unos de otros para subsistir y que de alguna manera es lógico necesitar determinada ayuda de los demás. Pero, una cosa es necesitar cierta ayuda y otra cosa es ser una carga para otros.
Más allá de las situaciones mencionadas anteriormente, está en nuestras manos desarrollar un estilo de vida saludable para no ser una pesada carga para familiares y amigos, y para poder ayudarlos cuando ellos necesiten ayuda. Tu salud es, entonces, el mejor regalo que les puedes dar a tus seres queridos en esta Navidad, y durante todo el año.
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Imagen portada: Alejandra_Koch en Pixabay