¡Buenas! Y así de a poco llegamos al último día, ¡felicitaciones a quienes llegaron hasta esta instancia! El esfuerzo ha sido doble teniendo en cuenta que estamos en cuarentena y en casa todos los caminos conducen a la refrigeradora… ¡Bravo por ustedes!
Ahora, si bien ya vamos cerrando, a partir de ahora hay que tener cuidado, porque un desvío rápido de lo que venimos haciendo hacia una dieta más convencional con comida basura, puede ser un golpe digestivo fuerte. Por tanto, cautela a la hora de salir, sin prisa.
Por otro lado, quiero motivarles a que este DETOX no haya sido algo aislado, sino que sea el punto de partida para un estilo de vida más duradero en el tiempo. Hacer un DETOX cada 3 o 4 meses, o un ayuno anual, por ejemplo, sin preocuparse por la salud el resto del año es contraproducente, porque al cuerpo le requiere mucha energía todos estos procesos de limpieza.
¿Qué sentido tiene una limpieza profunda si al día siguiente vamos a ensuciar sin cuidado alguno? ¿No sería más adecuado mantener hábitos saludables para no volver a acumular tanta toxicidad? Además, como hemos visto, tod@s tenemos mucha toxemia acumulada de años, esto no se soluciona en 7 días. La idea es que, mediante hábitos saludables, el cuerpo siga limpiando constantemente. Que la limpieza se dé naturalmente por el estilo de vida. Sí, esto generará alguna crisis de vez en cuando, pero la ventaja es que las probabilidades de enfermedad crónica a largo plazo se reducen enormemente.
«Debemos comprender que se avanzará despacio. El progreso lento pero regular es en realidad el tipo de transformación más potente, porque cuando obtenemos resultados inmediatos éstos desaparecen tan deprisa como llegan.»
John Ruskan
Si bien el autor de la frase se refería a limpieza psíquica, igualmente aplica en el ámbito físico perfectamente…
¿Con esto quiero decir que nunca más te deberías comer unas papas fritas o tomar una cerveza? No. La idea es entender que esos son tóxicos y que nos generan malestar, pero igualmente hay que considerar cierta flexibilidad para integrar ciertos tóxicos que nos encantan y poder sociabilizar con la comida, a la vez que nos cuidamos.
¿Cuántos tóxicos podemos tolerar? Esto es muy personal, y también depende de cómo sea tu estado de salud. Si ya tienes problemas de salud graves crónicos, quizás te conviene ser menos flexible al menos por un tiempo. Si eres joven y no tienes enfermedades crónicas, quizás puedes ser más flexible e ir encontrando un punto que te deje satisfech@ en todos los ámbitos: salud, placer gastronómico, y vida social.
Por cierto, me refiero a placer cuando comemos ciertos tóxicos, pero eso no quiere decir que comer todo crudo no nos dé placer. A medida que vamos dejando de comer alimentos grasosos (aceites y productos animales) y condimentos (sal, pimienta, etc.), la lengua empieza a ser más sensible y obtenemos mucho más placer de los alimentos naturales. Personalmente, la fruta me genera tanto o más placer que unas papas fritas. “Elige alimentos que ames y que ellos te amen a ti” suele decir el Dr. Douglas Graham. Amo las papas fritas, pero ellas me hacen daño. Amo la fruta y ellas me nutren y no me hacen daño. Por eso me inclino más por la fruta.
Respecto a este tema, te invito a leer el artículo “La peligrosa trampa del placer: por qué nos atraen los alimentos más tóxicos.»
Consejos
Algunos consejos para una dieta sostenible en el tiempo:
1. Entre los planes que hemos hecho, elige el más avanzando que creas que puedes mantener 5 días a la semana
2. Los fines de semana (u otros días en que sociabilices), permítete cierta flexibilidad
3. Así tengas flexibilidad, ten un plan para sociabilizar (máximo 2 vasos de cerveza/copas de vino, moderación con la comida, etc…)
4. Si un sábado de noche sabes que vas a comer mucho, procura estar el resto del día a crudo, para que no sobrecargar el cuerpo en más de una instancia al día
5. Reduce considerablemente / elimina productos procesados, alcaloides (café, té, mate, etc.), sal, azúcar, aceites y productos de origen animal. Ninguno es necesario en nuestra dieta y nos generan más problemas que beneficios.
6. Si en un momento te sientes hinchad@, saltéate una comida. O dos. O las que sean.
7. Haz que el descanso adecuado y la actividad física regular formen parte de tu vida
8. Profundiza tu trabajo interno, psicológico, espiritual, como quieras llamarle. No pretendas que toda tu vida se vaya a solucionar mágicamente con tan solo cambios de dieta, por más que te puedan ayudar mucho. Somos mucho más que un cuerpo…
9. Paciencia. Una semilla no se convierte en árbol de un día para el otro. Los procesos de la naturaleza son lentos.
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